martes, 28 de enero de 2020

Querido Sam

Fotografía de inspiración | Gema Vadillo @gemavadillo

Te recuerdo muy bien. Todavía tengo tu rostro en mi memoria, la primera vez que te vi; estabas distraído, ocultando el frío de aquel día bajo un suéter, esperando en la parada del autobús. Esa parada que con el tiempo nos esperaba todos los días. ¡Estaba tan asustada! No supe ni siquiera qué decir cuándo me preguntaste por qué el clima estaba tan oscuro, tan gris... casi te digo que era por mí.

Pasaron los días y nos conocimos en otro terreno, uno desconocido. Te aprendí a conocer tan bien que hasta pensé que teníamos una vida en común, ¿no era así? ¿no lo recuerdas? Tú cruzabas la puerta justo detrás de mí, estábamos hechos el uno para el otro. Tú y yo, todos los días, ¿no era así? Zarpaste sin mí.

Siempre esperábamos por nuevas oportunidades para caminar horas y horas, viendo cómo se alzaban nuevos edificios hacia el cielo, tan altos como las ganas de seguir. Mis ganas de seguir. Siempre nadé contra la corriente, no era lo que esperabas. Te quise solo para mí ¿ese fue mi error? ¿detener tus miedos? Esos miedos que no nos dejaron ser. Tan solo me faltó más coraje para aceptar que se había terminado, porque sabía que nada más podría derrumbarme en ese momento.

Diciembre, ¡qué mes! Solo dolor entre nosotros, no hacíamos otra cosa que pelear ¿por qué no paramos cuando nos vimos tan ahogados? ¿por qué esperar a tener el agua por los pies? A un momento de dejarnos sin hogar, y sin hogar nos quedamos. Todo se tornó tan húmedo, tan desgastado, tan acabado. Las paredes olían a porquería, ¿por qué Samuel?, ¿por qué no quisiste continuar?

Tus besos me iluminaban cuando en medio de la navidad me oscurecía, nos apagamos el uno al otro sin saberlo. Te recuerdo muy bien, "te quiero aquí está noche" y yo todas las noches. Siempre fue como quisiste, siempre fue hasta cruzar tu línea... jamás la mía, no lo intentaste si quiera. Me entregué, a cada instante y en cada momento; me entregué a querer salvarte de ti mismo y de tu vida de mierda ¿lo recuerdas bien?

Sé que sí...

No podría pasar otra noche así, con el agua por el rostro hasta dormir y despertar deseando solamente que llegue la noche para poder volver a descansar de vivir; de vivir sin ti. Sé que siempre fui egoísta, ni siquiera para quitarme la vida tendré valor... y sí que lo intenté. Nada más puede hacer que me derrumbe, todo dejó de importar.

Excepto tú, mi amor.

Att: Querida Ge