—Los dejaré solos unos minutos...
—Gracias Denisse —le dije mientras volteaba a verte— Desde el primer momento en que te conocí supe que serías el amor de mi vida. La luz de ese infinito y oscuro hoyo en el que siempre había vivido. Nunca pensé que tú y yo viviríamos felices por siempre, yo nunca lo pensé porque mi vida siempre había sido una guerra que no daba tregua y todos los días tenía que intentar detenerla peleando conmigo mismo. Estaba cansado, cansado de tener que estar preparado para todo y preparado para nada, mi lugar en el mundo no tenía lugar, mi casa no era mi hogar, mis pensamientos no traían tranquilidad y mi vida no era vida... pero tú, cuando te conocí, lo transformaste todo. Ya no tenía una razón para seguir peleando o seguir en aquel hoyo. Cuando te conocí, conocí todo lo bueno que la vida podría tener o ser para mí.
¿Recuerdas la primera vez que nos separamos? dos años juntos no fueron suficientes, parecía que no podíamos el uno con el otro y cuando nos alejamos fue como si me hubiesen empujado de cabeza al vacío. Me sentí tan solo y vagabundo. Fue un tiempo de excesos y desenfreno que eran necesarios para darme cuenta de todo lo que tenía y cuando fue el momento y quería volver, tú también querías hacerlo, porque siempre estuviste allí esperándome.
Despertar contigo todas las mañanas ha sido lo más gratificante que me pudo pasar, despertar y ver a nuestra hija aún más. Luchamos mucho por ella ¿te acuerdas? pensamos que no lo íbamos a lograr, lo intentamos muchas veces pero aquí está y seguirá estando para nosotros, Mila seguirá estando para nosotros, es nuestro pequeño milagro, así la llamaste ¿te acuerdas? Esa tarde que nació mientras la sostenías en tus brazos con tu carita llena de lágrimas de felicidad. Nos congelé en una foto.
Quisiera devolver el tiempo y aprovechar cada segundo que vivimos juntos porque el tiempo ahora no será suficiente para ninguno pero por sobre todo para mí. Devolver el tiempo a cuando te conocí y vivir todo nuevamente para poder cambiar este destino que nos tocó. Nunca te había sentido tan cerca y tan lejos a la vez, pero ahora entiendo que así es la vida y que aquella está llena de certezas y desventajas, que nos da como nos quita, mi vida. En todo momento y en cualquier lugar.
Tengo la seguridad de que aquí como en el cielo te tendré presente, en cada paso que Mila dé, en cada paso que dé yo, detrás estarás tú, como un ángel que nos guiará. Lamento haber llegado tan tarde para salvarte, lamento no haber sido yo el que se llevara el auto, lamento no decirte que fueras por otra carretera, lamento toda las veces que no te dije cuánto te amaba. Lo siento más que nunca, vas a bailar desde el cielo Sol —dije con el corazón en la mano.
—John... Tienes que descansar, vamos, volvemos mañana temprano hasta que sea el momento.
—¿Por qué Denisse? ¿por qué no fui yo en vez de ella? —le pregunté.
—No tenías que ser tú, ni ninguno de nosotros. Fue un accidente, nadie lo sabía —me respondió con su voz casi tan quebrada como mi alma mientras se acercaba a mí.
—La amo Denisse, no quiero que se vaya...
—Ya se fue John —las lagrimas ya no nos alcanzaban más— Mila está preguntando por su papá y debe irse a dormir. Vamos, no lloremos más y vamos a descansar.
—Volveremos mañana.
—Sí, volveremos mañana.
—Adiós mi vida —le dije al cuerpo sin alma que yacía en aquella caja de madera— quiero pensar que todo esto es una pesadilla y que mañana voy a despertar ¿no es así?
—Así es John —mintió Denisse.
—Vas a bailar Sol, vas a bailar.